En un anuncio esperado por muchos fieles, el Papa Francisco firmó este miércoles un decreto que aprueba el milagro atribuido al fallecido cardenal argentino Eduardo Francisco Pironio. Este importante paso permitirá su proclamación como beato en la Iglesia Católica. El Sumo Pontífice, junto con el cardenal Marcello Semeraro, prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, ha rubricado el decreto tras una audiencia relevante sobre el caso.

El cardenal Pironio, nacido el 3 de diciembre de 1920 en la localidad argentina de 9 de Julio y fallecido el 5 de febrero de 1998 en Roma, será honrado como beato, un proceso que reconoce su trayectoria y posible intercesión en un milagro específico. El milagro en cuestión se atribuye a la presunta curación de un bebé de 15 meses que se encontraba en estado de coma. Según informes de la Agencia Católica Argentina (ACA), la sanación se produjo después de que los padres del niño rezaran con una estampita del cardenal, obsequiada por el padre Silvano de Sarro de la parroquia San Antonio de Padua.

El legado del cardenal Pironio es notable. Durante su funeral en el Vaticano, el Papa Juan Pablo II destacó su gran contribución a las Jornadas Mundiales de la Juventud y la valiosa asistencia brindada durante su ministerio. Eduardo Francisco Pironio fue el menor de 23 hijos en una familia de inmigrantes italianos en Argentina. Completó sus estudios eclesiásticos en el seminario de la archidiócesis de La Plata y obtuvo la licenciatura en teología en la Pontificia Universidad Angelicum de Roma. Su ascenso en la jerarquía eclesiástica fue acelerado. Comenzó como obispo auxiliar de la archidiócesis de La Plata y más tarde fue nombrado obispo de Mar del Plata. Además, desempeñó roles clave como secretario y presidente de la Conferencia Episcopal Latinoamericana (CELAM).

El camino hacia la santidad consta de diversas etapas. La beatificación es la segunda etapa, precedida por la declaración de venerable siervo de Dios. Para la beatificación, se requiere un milagro atribuido a su intercesión, como es el caso que ha llevado al reconocimiento de Pironio como beato. Este proceso ha cobrado impulso este año con la aprobación del supuesto milagro por parte de la comisión médica del Dicasterio para las Causas de los Santos del Vaticano.

El presunto milagro ocurrió en 2006, cuando Juan Manuel Franco, un bebé de 15 meses, inhaló accidentalmente purpurina, lo que lo sumió en un estado de coma. La intervención divina se atribuye a la intercesión del cardenal Pironio, a quien los padres del niño oraron fervientemente, según relatan los informes. La noticia de este avance hacia la beatificación del cardenal argentino ha sido recibida con gran expectación por la comunidad católica, que celebra este nuevo paso hacia la posible santidad de Eduardo Francisco Pironio.