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DEPORTES

1 de agosto de 2024

River volvió a creer en la estatua de Gallardo

El Muñeco vuelve a Núñez y los hinchas pasaron de sufrir por el nivel del equipo a ilusionarse con llegar a la final de la Copa Libertadores en el Monumental. Recién arrancará la próxima semana, pero el efecto del DT ya se hace notar.

La estatua, de pronto, es otra vez el entrenador de River. Hace un tiempo parecía imposible porque su carrera parecía perfilada a dirigir en el exterior y los dirigentes del club apoyaban otro modelo. Pero los tiempos se aceleraron en un par de días. El equipo perdió con el peor Godoy Cruz de los últimos tiempos, la gente siguió silbando en las tribunas y antes de que las esquirlas tocaran los escritorios, la mesa chica del club consiguió un guiño para su jugada combinada: decidieron echar a Martín Demichelis y darle otra vez las llaves del club a Marcelo Gallardo. No hay común acuerdo cuando un técnico quiere seguir y dice públicamente que necesita un triunfo para destrabar. Pero, por supuesto, con un producto tan tentador para encabezar la nueva era se hizo más simple la campaña de marketing. Así, abrazaron con los ojos llorosos al técnico saliente y recibieron al ídolo entrante en el mismo acto…

El ciclo anterior ya se había tornado irreversible. En un mundo River que había hecho bandera justamente el verbo creer por Gallardo, había dejado de confiar en su líder. Demichelis se empezó a ir el día del famoso off que rompió el clima interno del vestuario y desdibujó su poder como conductor. Por eso no hay mejor reemplazante que él… El propio Micho, sin querer, anunció a su reemplazante cuando en su último conferencia declaró que «ahora habrá una sinergia entre el cuerpo técnico, los jugadores y la gente». El solo anuncio, el simple hecho de saber que el lunes asume Gallardo, hace pensar en los pasillos del club que ahora vuelve a ser candidato a ganar la Libertadores, que puede generar cierta presión en Boca y hasta se hizo viral en minutos una foto donde el Muñeco está parado hace unos años y aparece a su lado Franco Mastantuono como alcanzapelotas, el zurdo genial que el domingo metió un golazo de tiro libre a lo Beto Alonso.

La llegada del Muñeco le devuelve la autoestima a River y jerarquiza al fútbol argentino. Demuestra también su espíritu competitivo. Su hoja de ruta hace un par de años parecía distinta. Quería vivir sin la presión de 8 años y medio obsesionado con ganar, descansar un tiempo, hasta perfeccionar su inglés y después dar el salto a una liga top. Al final el traspaso se asoció más al poderío económico, a un vestuario con una estrella como Benzema, que al roce competitivo de Arabia. Allí estuvo parte de lo malo, los conflictos con el delantero francés, independientemente de la experiencia de vida con su familia y el mimo a la caja fuerte. Ahora, libre y con la necesidad también personal de estar cerca de su papá Máximo, Gallardo cumple con hechos sus palabras de noviembre del 2022, cuando se despidió emocionado de River en un amistoso con Betis en Mendoza. «Siempre voy a volver», avisó. Y volvió. Como siempre como futbolista. El Muñeco pareciera no poder vivir sin ese escudo que conoció de chico, cuando viajaba colado en tren para cumplir su sueño de llegar.

Ahora el objetivo será otra vez la Copa Libertadores, el torneo que mejor jugó Gallardo. A un nivel tan alto que el Muñeco logró transformar a River definitivamente en un equipo copero. Hasta su llegada, River tenía dos trofeos, con los equipazos del 86 y del 96. El primero, con el Bambino Veira en el banco, fue descomunal con Pumpido, Ruggeri, Enrique, Alonso, el Búfalo Funes y Alzamendi. Es también el único campeón del mundo en el Museo, después de ese tiro libre que jugó rápido el inolvidable Beto Alonso y transformó en gol el uruguayo Alzamendi. El otro, con Ramón Díaz DT, brilló con Burgos en el arco, Hernán Díaz, Almeyda, Astrada, el Burrito Ortega, el capitán Francescoli, el Crespo en la final y el propio Gallardo futbolista. Ahora, en el ciclo más exitoso de su historia, sumó otras dos estrellas, potenciado con partidos inolvidables, fundamentalmente la final en Madrid con Boca en 2018. Ese día imborrable en el que levantaron la Copa juntos Gallardo, Leo Ponzio, Maidana, Enzo Pérez y Juanfer, el del golazo antes del 3-1 final del Pity Martínez.

 

En ese camino, entonces, ya clasificado con el mando de Demichelis, quedan siete batallas para llegar a la cima de América. Arranca en dos semanas con Talleres, donde River ahora es más favorito que nunca, no sólo por la llegada todopoderosa de Gallardo si no por plantel, porque define en el césped veloz de Núñez y porque el equipo cordobés arrancó mal el torneo después de un gira por Rusia que pagó en la vuelta al país. Después, el cruce es el ganador del Colo Colo de Chile y Junior de Colombia. Está a la vista: de sentirse vulnerable, ahora hace cuentas para pegar la vuelta olímpica, con el valor de que la final se piensa jugar en el Monumental. Se reseteó todo un una semana. Y volvió a creer en la estatua de Gallardo, que otra vez camina por los pasillos de River.

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