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SALUD

6 de octubre de 2023

El 82% de los pacientes con linfoma sufren efectos psicológicos por su enfermedad

El 10 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Salud Mental, un día dedicado a crear conciencia pública sobre los problemas de salud mental en todo el mundo y movilizar esfuerzos en apoyo de la salud mental

El malestar emocional provoca un deterioro en la vida diaria y en las relaciones interpersonales. Por estos motivos es fundamental contar con ayuda de la psicooncología en cada etapa de la enfermedad.

Recibir el diagnóstico de un linfoma marca un antes y un después en la vida de cada paciente y su familia. La urgencia corre por lo físico, pero lo emocional, muchas veces, queda en un segundo plano, aunque sea un aspecto clave para el afrontamiento de la enfermedad y del tratamiento.

 

Sentimientos de miedo (a la enfermedad, a la muerte, al tratamiento, al sufrimiento, al dolor, etcétera), de ansiedad, aislamiento, depresión, incertidumbre por lo que puede llegar a pasar, la responsabilidad de tomar decisiones (y que éstas no estén “contaminadas” por lo sentimientos negativos) dificultan el afrontamiento. Cada paciente cuenta con recursos para esto, que pueden ser positivos o negativos y, en definitiva, no serán otros que los mismos que utilizó en situaciones adversas del pasado. De estas circunstancias también seguramente pudo sacar sus conclusiones y ver qué le fue útil y qué no.

 

Según la Encuesta Global de Pacientes de linfoma y leucemia linfocítica crónica, el 82% de los pacientes experimentaron efectos emocionales y psicológicos en los últimos 12 meses debido a la enfermedad. Es por esta razón que la campaña del Día Mundial de Concientización del Linfoma de este año se basó en “no podemos esperar para enfocarnos en nuestros sentimientos”, pasando también a un primer plano los aspectos psicológicos de los pacientes, cómo lidiar con aquellas emociones negativas y de cuán desafiante puede resultar. Se observó también que el afrontamiento positivo trae múltiples beneficios en los vínculos más cercanos, como la familia y amigos; y también en la relación con uno mismo, generando una mayor introspección y conexión con el momento presente. Después de todo, poder permanecer en el momento presente e intentar que el día a día resulte lo más tolerable posible puede ser la clave para afrontar la enfermedad lo mejor posible.

 

Sin poder ponerlo completamente en palabras, los pacientes atraviesan numerosos duelos (generales y particulares) que se suman al malestar físico y a todo lo que implica la enfermedad y el tratamiento.

Por esto es que “no podemos esperar para enfocarnos en nuestros sentimientos” y que, pasado un tiempo considerable luego del diagnóstico (aproximadamente unas 6 semanas), si el paciente continúa con sentimientos negativos, con mucha ansiedad, depresión, falta de apetito, insomnio, falta de adaptación, será importante y más que recomendable que pueda tener una consulta con un profesional de la salud mental (idealmente alguien con formación en psicooncología).

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